domingo, 7 de diciembre de 2008

"Mi confrontación con la docencia"

Leyendo el texto me he encontrado, pienso, ¡así me veo!, ¡así me dibujo!. "...En ella te puedes aburrir soberanamente, y vivir cada clase con una profunda ansiedad; pero también puedes estar a gusto, rozar cada día el cielo con las manos, y vivir con pasión el descubrimiento que, en cada clase, hacen tus alumnos..." me encantó la frase, aunque hay más, muchas más, que me describen, por ejemplo, ...nadie nos enseña a ser profesores y tenemos que aprenderlo nosotros mismos por ensayo y error... creo que todos lo hemos descubierto, todos hemos dicho en alguna ocasión, "porque no hice esto o porque hice aquello".
Una maestra de primaria, Mª Carmen Díez, dice, "ahora entiendo la escuela como un sitio adonde vamos a aprender, donde compartimos el tiempo, el espacio y el afecto con los demás; donde siempre habrá alguien para sorprenderte, para emocionarte, para decirte al oído algún secreto magnífico", sé que aprendemos, claro, esto de que aprendemos, no lo supe sino hasta mucho tiempo después, cuando, tras ensayo y error, corregí, lo que no sabía y aprendí, como Fernando Corbalán lo expresa de esta manera, “Y no se piense que sólo se abre la mente a los alumnos. También la del profesor se expande y se llena de nuevos matices y perspectivas más amplias, y funciona la relación enriquecedora en los dos sentidos".
Lo de la identidad profesional, me dejó pasmado por la claridad que en mi evolución como maestro se ha marcado, siguiendo el ensayo y error, el profesor novato, y el decir, "¡Qué duro resulta comprender esto a la mayor parte de nuestros profesores de secundaria y de universidad! Ellos tan investigadores, tan especialistas, tan químicos inorgánicos o físicos nucleares, tan medievalistas o arqueólogos, ¿Por qué van ellos a rebajar sus niveles de conocimientos a la mentalidad de treinta adolescentes bárbaros? ¡Hay que mantener el nivel! -gritan exaltados-, y ello significa, en la práctica, que dan clase para dos o tres privilegiados, mientras el resto de los alumnos van quedando descolgados". Ja ja ja, ¡tremendo golpe a nuestro orgullo profesional, sin detenernos a pensar que enseñamos a adolescentes!.
En fin, en esta lectura me identifiqué completamente.
Por último me quedo con esta frase "me queda el desafío del saber y la pasión por comunicarlo".


Gracias, reciban un saludo.
Gustavo

2 comentarios:

brocaramirez dijo...

De acuerdo a lo que narra en su confrontación con la docencia me parece muy bién acertada, por que se llega ha ser docente por error o por necesidad por que no se tiene otra occión y esto es devido a la situación económica, social y política por la cual atravieza nuestro país.

Emilio dijo...

La carencia de pedagogía es la que nos permite pensar y hacer responsable solo al alumno de lo que se aprende. Y despues de cultivar este aspecto nos damos cuenta de que por dárselo como una ordenen al alumno no se da que este aprenda, sino que hace falta alguien que planee y orqueste actividades diseñadas con detenimiento. Y sobre todo que durante el desarrollo de las actividades se mantenga pendiente de lo que sucede en el proceso.
Finalmente al estar en cursos como estos es signo de que nos interesa la docencia y que deseamos mejorar.
saludos Gustavo.